Desde el Congreso de la República se están impulsado leyes que atentan contra la educación sexual integral en las escuelas, la igualdad de género y el acceso al aborto terapéutico, especialmente por iniciativas de la pastora evangélica Milagros Jáurequi y del abogado Alejandro Muñante, de la bancada de Renovación Popular.
Sus propuestas representan la agenda de los grupos antiderechos que lideran o con los que mantienen vínculos para eliminar cualquier política pública contraria a su visión “provida y profamilia”. Para Jennie Dador, abogada y directora ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), esta agenda legislativa responde al control que se busca tener sobre la autonomía de las mujeres, a “la posibilidad y maldición de ser reproductoras de vida”.
En esta entrevista con Saludconlupa, Jennie Dador reflexiona también sobre las graves consecuencias de fusionar el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) por iniciativa del Ejecutivo, la falta de representación y defensa de los derechos de las mujeres dentro de las instituciones públicas, y la necesidad de construir ciudadanía para no perder los derechos que con tanto esfuerzo hemos alcanzado.
📌 ¿Por qué desde el Congreso se sigue priorizando la agenda antiderechos: en contra del enfoque de género, de la educación sexual integral, del acceso al aborto terapéutico?
Esto es expresión de una corriente que, lamentablemente, recorre nuestra región y varios otros países en el mundo. Yo, que soy generacionalmente una mujer que he visto los cambios hacia adelante y la progresividad, quizás me haría la pregunta que se hace también Rita Segato: ¿qué de los derechos de las mujeres, de las autonomías de las mujeres, molesta tanto a los dueños de este mundo? Y a mí me parece que tiene que ver con el tema reproductivo, con la posibilidad de ser dadoras de vida.
📌 ¿Qué significa esta vulneración de los derechos de las mujeres?
La vulneración de nuestros derechos es un atentado contra la democracia, contra los derechos humanos, porque quiebra uno de los principios fundamentales de estos derechos, que es el de no regresividad. Y los derechos siempre se rigen por el principio de progresividad. A lo más te puedes quedar estancada en la evolución de tus derechos, pero lo que observamos es retroceso. Y cada vez una intención de mayor control hacia lo reproductivo, y la disputa entre nuestras vidas y la vida del feto. Entonces, es la posibilidad y la maldición de ser reproductoras de vida.
📌 Eso se alinea con el cambio del discurso de los grupos antiderechos: si antes era el tema religioso, ahora es la “defensa de la vida”.
Claro. En realidad es un falso discurso, porque están hablando de la defensa de la vida del feto. No están hablando de la defensa de la vida, ni de las mujeres, ni de los niños, ni de los prisioneros, ni de los explotados, ni de los pobres, ni de los reventados de este mundo. Entre la defensa de la vida y la defensa de la familia, que son representaciones morales muy exitosas, colocan en oposición las demandas de los derechos de las mujeres.
📌 ¿Cómo les beneficia ese cambio de “discurso”?
Les genera réditos. Y creo que más bien es algo que las organizaciones feministas, las feministas y las organizaciones de mujeres han empezado a retrabajar en los últimos tiempos: a defender también los fueros de las familias, pero familias con determinadas características. No es que el feminismo ataque a las familias, de ninguna manera, ni que ataque a la vida. Con mayor razón hoy en día, que tenemos en el espacio público político mujeres que no representan ni los intereses, ni las demandas, ni las necesidades de las mujeres. Ya pasó el tiempo de centrarnos en lo numérico, necesitamos calidad en la representación política, y eso pasa por la representación y defensa de los derechos de las mujeres.
📌 La mayor representación a lo que mencionas es la presidenta Dina Boluarte.
Exacto, porque cuando la miro, pienso: “qué pena la nuestra que en el Bicentenario llegue supuestamente una mujer a ocupar el cargo más alto y sea esta mujer la que cause tanto dolor, duelo y luto a las mujeres en mi país”. Lo que hemos visto en este último año y medio, después de las masacres de diciembre de 2022 y de enero de 2023, son mujeres con mucho dolor. Madres, hijas, esposas, hermanas sufriendo y es muy triste.
Pienso también en todas aquellas mujeres que desde los 80 o los 90 han estado y siguen buscando justicia. No me parece justo. Los padres y hermanos sufren también estas pérdidas, pero sus vidas no se centran en eso, cosa que sí ha pasado con las mujeres. Y muchas veces no han hecho ellas sus propias vidas en esas búsquedas de justicia.
📌 Esas búsquedas de justicia tardan años y tienen impactos diferenciados.
En promedio, un caso de derechos humanos en nuestro país dura entre 15 y 35 años. Por algo la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso de la masacre del penal Castro Castro, fija reparaciones diferenciadas para las mujeres. Lo conecta con esta búsqueda de justicia, pero también con lo reproductivo. Dice: “de pronto pasaron los años y cuando quieren hacer su vida no pueden reproducirse”. No necesariamente el fin de todas las mujeres es la maternidad, pero la Corte mira eso que le ha pasado a muchas mujeres en el Perú y América Latina.
📌 ¿Por qué es tan difícil que las instancias peruanas hagan diferenciaciones como la que acabas de mencionar?
Porque una cosa es ir cambiando las leyes y las interpretaciones, pero es más difícil cambiar la cultura. Y todavía nuestra matriz cultural sigue siendo una que está basada en este tipo de relaciones patriarcales, autoritarias, dominantes y que asignan a la mujer, principalmente, el rol reproductivo y de la maternidad.
El 52% de peruanos y peruanas, en la Encuesta Nacional Sobre Relaciones Sociales, te va a decir que la función de las mujeres es la maternidad, luego el matrimonio y por último realizar sus proyectos. Y dentro de ese 52% hay médicos, jueces, abogados. Todavía es difícil generar esos cambios: son más lentos y las instancias que tendrían que llevar adelante las políticas públicas no ayudan. Siguen ancladas en esta idea de mujer-madre, los propios programas sociales y de salud, el binomio madre-niño.
📌 ¿Es posible estimar cuánto hemos retrocedido en materia de derechos humanos con todas estas leyes aprobadas desde el Congreso?
Yo te diría que hemos regresado a finales de los 90, sobre todo en términos de derechos sexuales y reproductivos. Siento que los retrocesos son lo que habíamos ganado en los 2000, con los cambios que vinieron después de la conferencia de El Cairo, hace 30 años. En el 94 empezó todo un impulso para ganar derechos para los adolescentes. Todo eso que fuimos ganando, todo eso se ha perdido: la autonomía para el consentimiento, la educación sexual integral, la educación en igualdad, con el lenguaje inclusivo, con el enfoque de género, con la transversalización de género. Lo que tiene que ver también con indicadores de género.
📌 ¿El presupuesto por resultados?
Un gran impulso que se hizo cuando estaba Martín Vizcarra y que se discutió fue el presupuesto por resultados para la reducción de la violencia contra la mujer. Se trabajó sobre evidencia científica y se buscó qué cosas funcionaban y cómo la educación en igualdad era algo que estaba probado que sí funciona para prevenir la violencia en la adultez. Cuando hay violencia en la infancia, descuido de las niñas y niños, o violencia sexual a un niño, si tú no atiendes eso, hay mayores probabilidades de que en la adultez sea un maltratador o abusador sexual. El Estado se caracteriza hoy por su ineficiencia absoluta. Lo poco que habíamos avanzado en construir un Estado más moderno y eficiente está en proceso de descomposición.
📌 En ese proceso de descomposición estaría esa posibilidad de fusión del Midis con el MIMP. ¿Cuál es la gravedad del asunto?
La gravedad de este tema es que el Midis sería el sector grande que absorbería al MIMP y lo que se organizaría por debajo del Midis serían subsecretarías o viceministerios. Para empezar, la viceministra de lo que sería la Mujer no iría al Consejo de Ministros. Y, si tienes un ministro que no está lo suficientemente comprometido con los cambios en términos de igualdad de género, aunque la viceministra le diga algo, el ministro no va a llevar estas prioridades al Consejo de Ministros. Tan solo desde la estructura ya tienes una limitación.
Además, están los mandatos y los enfoques. La desigualdad no es un tema de pobreza o pobreza extrema, es transversal en la sociedad peruana, y el enfoque del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social es ese.
📌 Sus programas sociales no están enfocados en reducir la desigualdad.
No están pensados para eso, ni Pensión, ni el propio Juntos. A veces le hemos dicho por qué no hay un paquete de dinero diferenciado que se entregue, por ejemplo, a las jefas de familia cuando logran que las adolescentes terminen la secundaria. Porque la brecha no está en la matrícula, está en permanencia, por el tema del embarazo, por el tema de la menstruación: no hay servicios para higiene menstrual, entonces no se termina la escuela. Son estrategias distintas que durante años le hemos dicho al Midis y simplemente no le interesa.
Quizás el Midis piensa que solo con entregar productos o contar tantas beneficiarias, eso es trabajar por la igualdad para las mujeres. Son enfoques absolutamente distintos, que no están debidamente incorporados, que no se complementan. Además, gran parte del trabajo que se hace en el Midis descansa sobre una red de mujeres a quienes, a través de una propina, se las hace responsables de un trabajo con horarios.
📌 ¿Como Cuna Más?
Como Cuna Más, por ejemplo. Son programas sociales que se sostienen incluso sobre la explotación de las mujeres. ¿Sobre la explotación de las mujeres tú vas a construir igualdad? Empieza por reconocer que esas mujeres son trabajadoras y que tienen derechos, porque cuidar niños es un trabajo y debería ser de los trabajos más valorados en el país. Entonces, lo vemos difícil y sobre todo en este contexto de arremetida que existe en el Congreso: quitando derechos, prohibiendo igualdad de género. Es pérdida por donde lo mires.
📌 ¿En esta arremetida del Congreso es posible eliminar el aborto terapéutico?
Quisiera decirte que no, pero he visto a este Congreso hacer cosas peores como, por ejemplo, esta ley que acababan de aprobar sobre la prescripción de los delitos ocurridos antes del 2001, que se trae abajo todo el sistema jurídico.
Tenemos casos que hemos llevado al Comité de Derechos Humanos, al Comité de los Derechos del Niño y al Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer. Tenemos el caso KLL, el caso LC y el caso Camila, específicos sobre aborto terapéutico y aborto terapéutico en situación de violencia. En todos estos casos el Estado peruano ha sido encontrado responsable y en el último, que es el caso de Camila, lo que se sostiene es que el Estado debe despenalizar el aborto.
📌 Pero el Estado no lo hace. Aún así el respaldo ciudadano es mayor para despenalizar el aborto en casos de violación.
Hemos logrado la despenalización social. A las personas se les hace impensable que tengas que forzosamente gestar un producto de una violación. Hay un primer delito cuando se te viola, luego cuando se te impone gestar y luego, además, tienes que maternar por el resto de tu vida. Eso es muy fuerte y el 50% o 60% de las personas está de acuerdo con que esa figura debería despenalizarse. Pero este es un Congreso que está de espaldas a lo que dice la población, si tiene 5% de aprobación. Esto sí sería posible en un régimen democrático.
📌 Mucha gente piensa que estamos en una democracia.
A veces la gente no encuentra el vínculo práctico entre estar en un Estado de democracia y en uno que es autoritario. Y la gente te responde: “mira, a mí me da igual con democracia o sin democracia. Yo trabajo y hago mi vida”. Pero no se detienen a pensar en situaciones como estas. Uno se levanta y duerme con democracia: tiene que haber democracia en la casa, en la cama, en la calle y eso se refleja en las decisiones, en que puedas revertir una situación de impunidad, en que puedas acceder a un aborto, en que los legisladores tengan que hacer leyes que respetan los estándares de derechos humanos. Si respetaran esos estándares, ninguna de las propuestas que hemos mencionado habrían pasado.
📌 ¿Una alternativa para que respeten esos estándares sería recurrir a las instancias internacionales?
Nosotros podemos enjuiciar al Estado y llevarlo a los tribunales internacionales. Pero en medio de un Estado que está en desacato frente a las sentencias de la Corte -como ha ocurrido con el caso de Fujimori- entonces por qué haría caso a una nueva sentencia que le diga: “usted en este caso de aborto ha violado el derecho, el Estado es responsable”. Lo doloroso y terrible del caso Fujimori que el Tribunal Constitucional llevó adelante no es solo el indulto, sino el deterioro que hizo al sistema de justicia. Estamos en una situación muy crítica.
📌 ¿Frente a esta situación crítica qué podemos hacer para lograr en algún momento la despenalización del aborto, como lo han hecho otros países?
Ciudadanía, en principio. Pero la tenemos difícil, porque también en estas propuestas de ley, de retroceso, varias tienen que ver con el control de la educación pública. Y ese control no está centrado en formar ciudadanía. De hecho, han quitado varias cosas que estaban vinculadas al campo de los derechos humanos y lo cual es una obligación del Estado, como está en el artículo 14 de la Constitución. Entonces, no vas a tener ciudadanos con pensamiento crítico, capaz de formarse una opinión propia.
Tenemos que trabajar desde la sociedad civil, medios, redes… incidir en el pensamiento crítico, en que la gente reciba distintos canales de información. Y, lamentablemente, lo que se ve y se consume es la televisión de señal abierta y vemos cómo está. Por eso sí es un avance todas las iniciativas de emprendimientos que hay de periodismo de investigación, de periodismo crítico, porque los chicos sí lo consumen. Es importante aprender a diferenciar también las fake news porque eso es algo que la gente repite y consume muchísimo.
📌 Son importantes también los movimientos sociales.
En el caso del aborto, si bien la institucionalidad y el poder político van en contra de esto, así como hemos ganado en despenalización social, siento también que hay un movimiento social de mujeres, de mujeres jóvenes sobre todo, que no necesariamente son lo que antes éramos las ONGs. La iniciativa “Déjala decidir”, que fue como un punto de quiebre entre el 2012 y el 2014, donde se recolectó firmas y todo, movilizó mucho a la ciudadanía. Sirvió de pedagogía ciudadana y a partir de allí noto una desenergización del tema del aborto y eso me parece muy interesante.
📌 ¿Los ataques de grupos violentistas contra ti y la Coordinadora por el trabajo que realizan son más frecuentes que años anteriores?
Sí, se han ido incrementando. En mi caso, además, la forma de ataque cambió cuando descubrieron mi procedencia feminista. Le agregaron un componente más sexista y sexual en sus manifestaciones y ataques. Sí se han hecho brutales, de expresión de mucho más odio. En este momento hay una investigación en la Fiscalía de Derechos Humanos tras activarse el mecanismo de defensores del Ministerio de Justicia: no es que me atacan porque soy Jennie Dador, me atacan porque soy una defensora de derechos humanos y porque tengo un pasado, además, de derechos humanos de las mujeres, qué es lo que ellos odian, y porque soy una mujer con voz propia.
Y eso ocurrió también en la última conferencia de prensa que dimos donde invitamos al paro del 19 de julio de las centrales sindicales. Nosotros acompañamos la convocatoria y todos los ataques se dirigieron hacia mi persona, que era la única mujer en esa mesa. Eso también te dice algo. Y una primera parte de los ataques muy virulentos, además, fue cuando inicié mi intervención y dije: “buenas tardes con todas, con todos, con todes”. Ese todes fue brutal para ellos.
📌 Con todo lo que está sucediendo, ¿estamos ante un escenario pesimista?
Yo te escribo el panorama así porque es realista, no pesimista, porque si no no estaríamos haciendo lo que estamos haciendo. Porque, además, siempre decimos: “no será por cansancio que nos ganen”.