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La verdad sobre la hormona del estrés favorita de internet

Es popular en las redes sociales culpar al cortisol, a veces conocido como la hormona del estrés, de innumerables males, pero su papel no es tan claro, según los científicos.

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El cortisol tiene una mala reputación, pero su impacto en nuestro organismo no está claramente definido.
Ilustración: Leon Edler/The New York Times

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al vez no puedes dormir. O duermes demasiado. Quizá te están saliendo granos, o te enfermas mucho. Tal vez se te hincha el abdomen, se te cuelga la piel, te sientes nervioso. O bien, no puedes concentrarte, comer o eliminar la tensión de tu espalda.

Si has visitado TikTok últimamente, quizás te sientas tentado a echarle la culpa de todo esto o de alguna de esas cosas a tus niveles de cortisol. En el último año aproximadamente, los usuarios han inundado la aplicación con historias de cómo su supuesto desequilibrio de cortisol les ha provocado problemas de salud, y han recomendado a la audiencia que chequeen sus propios niveles de cortisol.

El cortisol, que a veces se conoce como la hormona del estrés, es un químico que ayuda a regular nuestra reacción fisiológica al estrés. “Es una hormona que conecta el cuerpo y la mente”, explicó Martin Picard, profesor asociado de Medicina del comportamiento en la Universidad de Columbia. Casi todos los órganos tienen un receptor que responde al cortisol. Esta hormona es crucial para ayudarnos a funcionar a lo largo del día, ya sea regulando la tensión arterial o combatiendo la inflamación.

Eso no significa necesariamente que los desequilibrios de cortisol sean responsables de las diversas dolencias que la gente comparte en TikTok, según Nia Fogelman, investigadora científica asociada del Centro del Estrés de Yale. “Creo que es perfectamente natural y comprensible que la gente quiera 1, saber qué es lo que está pasando con su cuerpo y 2, que sea una sola cosa que se pueda arreglar”, comentó. Pero no es tan simple.

¿Qué hace el cortisol?

Cuando nos estresamos, la glándula pituitaria, del tamaño de un chícharo o arveja, situada en el cerebro, a veces llamada glándula maestra, envía una señal a las glándulas suprarrenales, ubicadas encima de los riñones, para que segreguen y liberen cortisol al torrente sanguíneo.

Nuestro cuerpo libera esta sustancia química cuando nos enfrentamos a un reto, ya sea psicológico o físico, real o imaginario, explicó Jeanette M. Bennett, psicóloga sanitaria que estudia los efectos del estrés en la salud en la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte. Liberamos cortisol cuando enfrentamos con una amenaza tangible, como encontrarnos con un oso en una excursión, pero también cuando recibimos un ominoso correo electrónico del trabajo. Cuanto más amenazador percibimos un acontecimiento, es habitual que produzcamos más cortisol. Los investigadores usan con frecuencia hablar en público como una herramienta para estudiar los niveles de esta hormona, agregó, ya que cualquier situación en la que se nos evalúe socialmente tiende a producir un pico instantáneo de cortisol.

“La mente y el cuerpo responderán como si estuviéramos en peligro de morir, cuando en realidad lo que está pasando es que nuestra percepción del ser está bajo amenaza”, dijo Picard.

Esto es un regalo de la evolución: el cortisol nos ayuda a movilizar la energía que necesitamos para enfrentarnos al peligro o huir de él, en parte aumentando la cantidad de glucosa en la sangre. También regula nuestro metabolismo. Según Gregory Fricchione, jefe adjunto de psiquiatría del Hospital General de Massachusetts y profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard, nuestros niveles fluctúan a lo largo del día: aumentan cuando nos despertamos y disminuyen cuando nos vamos a dormir.

“El cortisol es tu amigo”, sostuvo Fricchione, “hasta que tienes demasiado”.

¿Qué pasa cuando tienes niveles altos de cortisol?

Funcionamos mejor cuando tenemos el equilibrio perfecto de cortisol. “Nuestros cuerpos son una unidad armónica”, dijo Fogelman. Pero el estrés crónico puede elevar nuestros valores normales de cortisol con el paso del tiempo, provocando una cascada de consecuencias. Los niveles de cortisol que siempre están elevados podrían debilitar el sistema inmunitario, señaló Fricchione, así como elevar los niveles de azúcar en sangre y la tensión arterial. También hay un vínculo integral entre el cortisol y el sueño: necesitamos que la cantidad de esta hormona disminuya para poder descansar plenamente. Según Fricchione, las personas con niveles elevados de cortisol suelen tener dificultades para conciliar y mantener el sueño.

Los desequilibrios también pueden causar fatiga e irritabilidad, según Bennett. “Esto es lo que es difícil con el cortisol”, dijo. “Debido a que es una hormona inherentemente importante para la función diaria, fuera del estrés, cada vez que se altera el ritmo diario, se crearán problemas de comportamiento”.

Algunos trastornos mentales, como la depresión y el trastorno de estrés postraumático, están asociados a desequilibrios de cortisol, afirmó Raza Sagarwala, médico residente del Departamento de Psiquiatría del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, que ha estudiado los efectos de los tratamientos no farmacológicos sobre los niveles de cortisol.

En casos muy particulares, las personas que producen cantidades excesivas de cortisol pueden presentar un conjunto de síntomas conocidos como síndrome de Cushing. Las personas con síndrome de Cushing pueden desarrollar una joroba de grasa en la parte posterior del cuello; aumentar de peso, sentir fatiga y tener problemas para dormir. A algunos les salen moretones con facilidad, y sus niveles de azúcar en la sangre y de presión arterial también pueden aumentar. Las personas con esta afección pueden requerir medicamentos o cirugía, pero primero deben ser diagnosticadas por un médico, dijo Pratibha P.R. Rao, directora médica del Centro Suprarrenal de la Clínica de Cleveland.

Sin analizar los niveles de cortisol y consultar a un médico, es casi imposible determinar si algo como el acné o la falta de sueño está definitivamente vinculado a desequilibrios hormonales, así que el cortisol podría ser solo un chivo expiatorio conveniente al que la gente suele recurrir cuando no tiene ninguna otra explicación clara para sus problemas de salud. “Cuando la gente dice que tiene el cortisol elevado, yo les diría que eso es algo que no pueden sentir”, afirmó Bennett. Pero si la gente está realmente preocupada por sus niveles de cortisol, dijeron los expertos, puede hablar con sus médicos de atención primaria para hacerse la prueba.

¿Puedes medir tu cortisol?

Es posible usar sangre o saliva para evaluar tus niveles de cortisol en un momento determinado, pero es probable que una sola muestra instantánea no sea particularmente útil, dijo Picard, porque los niveles de cortisol cambian a lo largo del día. Las muestras de orina o cabello pueden revelar los niveles de cortisol durante un período de tiempo más largo, aunque las muestras de cabello se usan principalmente en entornos de investigación.

Algunas compañías ofrecen pruebas de cortisol caseras, que generalmente implican pinchazos en los dedos o hisopos de saliva, pero los expertos recomendaron hablar con un médico de atención primaria, quien puede derivarte a un endocrinólogo. “No soy alguien muy a favor de todas estas pruebas con kits caseros”, dijo Rao. “Mi consejo es que no te chequees de esa manera”.

Una razón para esta precaución es que los médicos tratan de obtener una imagen completa de cómo los niveles de cortisol bajan y fluyen naturalmente antes de determinar si puede haber algún problema, dijo Mihail Zilbermint, profesor asociado de medicina clínica especializado en endocrinología de la Facultad de Medicina Johns Hopkins.

“No es difícil evaluar los niveles de cortisol, pero no es fácil interpretarlos”, agregó.

¿Puedes bajar tus niveles de cortisol?

Algunos estudios pequeños han sugerido que el yoga y algunos ejercicios de conciencia plena, como la meditación, pueden ayudar a reducir los niveles de cortisol, dijo Sagarwala, y agregó que incluso reservar cinco minutos al día para relajarse y restablecer la mente podría ser beneficioso. Recomendó el ejercicio de los “cinco sentidos”, que puede traerte a tierra en un momento de estrés: haz una lista de cinco cosas que puedes ver, cuatro cosas que puedes tocar, tres cosas que puedes oír, dos cosas que puedes oler y una cosa que puedes saborear.

El ejercicio también es útil para regular el cortisol, según Bennett, sobre todo la actividad física moderada, como correr o montar en bicicleta. Estos movimientos hacen que el cuerpo refleje la respuesta al estrés, aumentando la frecuencia cardiaca y reduciéndola una vez que se deja de hacer ejercicio. Este ciclo entrena eficazmente al organismo para activar y desactivar adecuadamente la respuesta al estrés.

Según Fogelman, cada persona debe encontrar los métodos de reducción del estrés que mejor le funcionen. Unos minutos de respiración de caja, por ejemplo, pueden calmar a una persona, pero no a otra. Una vez que se encuentra una estrategia para aliviar el estrés, los niveles de cortisol se estabilizan, añadió; esto es cierto incluso para las personas que han estado expuestas a un estrés prolongado.

“El estrés no es una mala palabra”, dijo Fricchione. “Tan solo por ser organismos vivos significa que tendremos estrés”.

c.2023 The New York Times Company

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