Cada vez más personas recurren a herramientas como ChatGPT para hablar de sus emociones o sobrellevar momentos de ansiedad y depresión. Si bien estos acompañamientos digitales pueden ofrecer contención y disponibilidad permanente, expertos advierten que la inteligencia artificial no reemplaza la empatía humana ni la atención psicológica profesional. El desafío está en usarla como aliada, no como sustituto.