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Poblaciones del norte del Perú serán desplazadas por El Niño si no se toman medidas a tiempo

Salud con lupa conversó con Willy Lescano, director del Centro Clima, sobre la situación del Perú frente al fenómeno de El Niño y la urgente necesidad de mitigar los impactos en la salud y condiciones de vida de las poblaciones debido a la proyección de lluvias en el norte y la sequía en el sur del país.

Impacto El Niño 2017
Tras el impacto de El Niño Costero, muchas personas abandonaron su trabajo como agricultores y artesanos.
Foto: OPS

En Perú, las inundaciones por desastres climáticos fueron el principal factor que obligó al desplazamiento forzado de miles de peruanos en la última década. Solo durante el fenómeno de El Niño Costero 2017, se estima que fueron desplazadas 295 mil personas debido a los daños causados por las lluvias y avalanchas de lodo que dañaron viviendas e infraestructura de las ciudades, según un estudio del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Los impactos de estos desplazamientos forzados ocurren en todos los niveles de la vida de las personas. En 2018, OIM hizo una encuesta en 25 campamentos instalados temporalmente en Piura - una de las regiones costeras más afectadas por El Niño Costero- que mostró que las familias desplazadas no podían acceder a servicios básicos, como agua potable y alcantarillado, incluso después del desastre. El 28% de los desplazados tampoco podía marcharse de los albergues temporales porque había perdido sus medios de subsistencia, principalmente los cultivos agrícolas que quedaron dañados por el desborde de los ríos. Las personas que antes se dedicaban a la agricultura, el trabajo doméstico, el comercio informal y la artesanía se vieron obligadas a abandonar estas actividades por un tiempo prolongado. Eso hizo que el desempleo creciera en 215% mientras que el empleo informal, en 12%, según este sondeo.

De acuerdo a proyecciones del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, el riesgo anual de desplazamientos debido a las inundaciones afecta a cerca de 21,000 personas en Perú. ¿Cómo se agudiza este riesgo con la llegada del fenómeno de El Niño Global? ¿Qué medidas y respuestas tiene que preparar el país para evitar o al menos reducir los daños que causa este tipo de eventos climáticos en la población? Este evento climático se producirá en una etapa de alta vulnerabilidad para la costa norte, que aún no se recupera de los efectos del ciclón Yaku y El Niño Costero, que generaron la destrucción de 13 mil 960 viviendas entre enero y julio pasado.

Willy Lescano
Lescano advierte que las altas temperaturas y las lluvias podrían originar brotes de dengue, malaria, zika y chikungunya.
Archivo personal

Para analizar este panorama, Salud con lupa conversó con el doctor en salud pública Willy Lescano, director del Centro Latinoamericano de Excelencia en Cambio Climático y Salud (Centro Clima) de la Universidad Cayetano Heredia. Lescano lidera este centro de investigación que cuenta con una red de aliados nacionales e internacionales dedicados a promover y desarrollar investigaciones sobre el impacto del cambio climático en la salud humana, ambiental y ecosistémica. Durante varios años, este equipo ha estudiado cómo se han agravado los efectos de El Niño en este contexto.

¿Qué efectos puede tener El Niño global en Perú?

Durante la temporada de lluvias, el fenómeno de El Niño puede tener un efecto bastante fuerte porque la costa norte está en un estado de alta vulnerabilidad. No ha tenido un periodo de recuperación, no ha logrado mitigar ni siquiera los daños del ciclón Yaku y El Niño Costero que hemos estado viviendo. Este año va a ser difícil también para las regiones altoandinas por las heladas asociadas a este fenómeno. Por las experiencias anteriores, las lluvias extremas en el norte causan grandes afectaciones. Además, el incremento de las temperaturas puede agudizar la epidemia de dengue y otras enfermedades, como las infecciones respiratorias agudas, gastrointestinales y los golpes de calor. En general, la vida de muchas personas se ve afectada porque pueden perder sus viviendas, se altera su estabilidad económica y familiar, se daña la infraestructura de las ciudades y se interrumpen los servicios de salud. Este escenario las obliga a desplazarse.

¿Cuál debe ser la preparación de la respuesta del gobierno peruano a El Niño?

En Perú, las vulnerabilidades son estructurales. Actualmente, tenemos un gran número de personas viviendo en condiciones de alto riesgo. No solo en Lima, sino en toda la costa norte. Se puede hacer un trabajo de prevención y mitigación, pero si enfrentamos un fenómeno de El Niño severo, es probable que sea insuficiente. Nuestras ciudades han crecido en forma desordenada al borde del cauce de ríos y quebradas con grandes vulnerabilidades frente desastres. Además, vivimos también en condiciones muy desiguales. Hay poblaciones para quienes perder algunos días de trabajo significa un impacto inmenso. No poder salir a trabajar es no ganar dinero ese día para sobrevivir. Va a ser un reto muy grande prepararnos para la magnitud de un fenómeno como este cuando recién estamos saliendo de otros eventos climatológicos.

¿Cómo debe ser la preparación de la población que está más vulnerable y que tendrá que desplazarse por El Niño?

Es importante pensar en escenarios extremos y en soluciones como desplazar a grandes poblaciones, garantizar su alimentación y servicios públicos básicos. Ya vimos lo que pasa con pequeñas inundaciones en el norte del país. Tendríamos que conocer ya qué podría implicar tener a personas en situación de desplazamiento durante dos o tres meses, qué logística se tiene que establecer para que puedan estar mejor preparadas.

Las personas desplazadas de zonas agrícolas se ven obligadas a migrar a áreas urbanas...

Sí. Lo que pasa es que cuando se afectan kilómetros y kilómetros cuadrados de área agrícola, son pocas las familias afectadas, pero pierden todo: sus cultivos, su casa, los servicios básicos. Algunas de estas poblaciones sí tienen la resiliencia que les puede haber dado su experiencia con otros eventos climatológicos, pero otras no. Eso hace más duradero y severo el impacto en sus vidas.

El fenómeno de El Niño tiene un alto impacto en la agricultura y la disponibilidad de alimentos ¿Quiénes están más vulnerables a ser afectados?

Hay dos caras en el problema de la seguridad alimentaria. Por un lado, pensamos en el desabastecimiento de los mercados en grandes ciudades, por el hecho de que la cadena de suministro se puede interrumpir temporalmente. Si bien esto es una realidad, en el pasado estas interrupciones han sido temporales y de corta duración, hubo incrementos de precios en los alimentos durante un corto plazo. Esto afecta, principalmente, a las poblaciones urbanas. Por otro lado, el rostro más duro de la inseguridad alimentaria son las poblaciones desplazadas. Estamos hablando de miles o cientos de personas desplazadas que pierden sus viviendas y, en muchos casos, no cuentan con fuentes de ingreso porque viven del día a día. Estas familias, en los estudios que el Centro Clima ha hecho en Piura, tienen niveles altos de inseguridad alimentaria. Pasan días sin comer, se van a dormir con hambre y tienen altos niveles de estrés postraumático debido a la ansiedad que los desastres climáticos generan.

Las familias que forzosamente se tendrán que desplazar por lluvias o inundaciones estarán en mayor riesgo de inseguridad alimentaria...

Sí. En las ciudades, suben los costos de alimentación, pero no todas las personas se ven afectadas de la misma forma. Algunas dejan de comer los alimentos que están caros y los reemplazan por los que están disponibles. En cambio, las poblaciones desplazadas no tienen alternativas, dependen de lo que puedan recibir o encontrar, de sus redes de soporte. Hay que pensar más en estos grupos de afectados, en lo que sucede con ellos semanas después del desastre.

¿El estudio del Centro Clima sobre hambre y poblaciones desplazadas se hizo solo en Piura o incluyó a otras regiones?

Se hizo solo en Piura, entre 2017 y 2018. Hicimos también un estudio sobre los impactos en la salud mental de la población afectada en esta región por El Niño Costero y encontramos que tenía una gran resiliencia. Es decir, pudo revertir sus estados de estrés postraumático, ansiedad o depresión en un periodo relativamente corto. Madres de familia que ya habían vivido el fenómeno de El Niño tenían experiencia y eso les ayudaba a manejar mejor los momentos de estrés, saber en quién o dónde apoyarse. En cambio, para las personas que están viviendo por primera vez un fenómeno como este, es muy duro.

El Servicio Nacional de Sanidad Alimentaria (Senasa) está monitoreando la posible aparición de al menos cinco plagas: roedores, roya amarilla, langosta, ántrax y mosca de la fruta. ¿Cómo afectan estas plagas a la salud humana? ¿Podrían representar una amenaza?

Puede que sí, pero no es algo de lo que tengamos ejemplos previos. La peste bubónica (que la transmiten los roedores) no ha generado una epidemia en nuestro país desde hace bastante tiempo. Hay que monitorear estas plagas y es bueno tener planes de contingencia si se comienza a observar incrementos que pudieran llevar a un riesgo mayor. Pero creo que es importante preocuparnos de las amenazas más inminentes y de las cuales tenemos evidencia reciente al mismo tiempo que monitoreamos otros posibles riesgos que puedan aparecer.

¿Hay riesgo de que ocurra un nuevo brote de dengue hacia finales de año? ¿Cómo tener esta epidemia bajo control?

Esa es una amenaza latente. El otro riesgo es que aparezca un ciclo de transmisión de chikungunya o zika (enfermedades que, como el dengue, se transmiten por la picadura del mosquito Aedes aegypti) o algún otro virus que pueda ser transmitido por este mosquito. Son riesgos reales. Tenemos zonas de la costa norte donde hay condiciones para la transmisión de la malaria también. En el caso del mosquito Anopheles que transmite la malaria, puede residir en charcos y ser transmitido en zonas donde hay acumulación de agua estancada, zonas periurbanas como Sullana, en Piura, y Tumbes.

¿Cómo mejorar el control de estos vectores?

Usualmente, el clima funciona como control vectorial. Las bajas temperaturas reducen la población de mosquitos, pero eso no se va a dar este año. Entonces, para poder llegar a menores niveles de población de mosquitos, vamos a necesitar un mayor esfuerzo de control vectorial, mayor distribución de insecticidas para los depósitos de agua y larvicidas que puedan eliminar o impedir el crecimiento de las larvas del mosquito, mayor trabajo con la comunidad para que tape sus recipientes de agua en las zonas donde no hay agua potable.

El Ministerio de Salud todavía tiene pendiente invertir en la mejora de la infraestructura de los centros de salud y hospitales. ¿Hay tiempo suficiente para esos proyectos?

Las situaciones extremas que se han vivido este año debido a los casos de dengue en Piura ocurrieron por un desfase muy grande entre la capacidad instalada y la disponibilidad de servicios para monitorear y atender a pacientes severos o con señales de alarma de dengue. Los servicios de salud son muy pequeños para una población tan grande en Piura y eso no se va a poder mejorar en un periodo tan corto. Se pueden establecer servicios transitorios u hospitales móviles, pero si se repiten las condiciones que hemos visto este año, va a ser muy difícil. Eso lo saben los médicos y los gestores de salud, por lo que se tiene que hacer un mejor trabajo de educación al personal de salud para priorizar el flujo y el manejo de pacientes. Ya hemos visto que los momentos pico en un brote de dengue duran varias semanas y la sobrecarga en los servicios de salud es grande. Es posible que lo ocurrido en Piura lo podamos ver el próximo año en otras regiones, dado que hubo una gran cantidad de casos de dengue en Lambayeque, La Libertad e Ica.

Tenemos una población que puede reinfectarse de dengue…

Los casos de dengue grave se dan, en ocasiones, por la repetición de una infección. Entonces, es posible que veamos situaciones mucho más severas y hay que estar preparados para eso. Por ejemplo, sería bueno hacer encuestas que nos puedan indicar cuantas personas ya han sido afectadas por el dengue y están en riesgo de reinfectarse. Lamentablemente, el tiempo es tan corto que, a menos que se comience intensamente desde ahora, las medidas de prevención tal vez no lleguen a ser efectivas.

Sabemos que el gobierno central, los gobiernos regionales y los municipios tienen que coordinar para la respuesta por El Niño, ¿Qué datos o informes deberían estar revisando ahora mismo las autoridades?

Por ejemplo, si tenemos un fenómeno El Niño Global, tenemos que comenzar a revisar si estamos logrando reducir la densidad vectorial del mosquito del dengue o en qué magnitud debemos reducirla para llegar en mejores condiciones al inicio del verano de 2024, cuando las temperaturas son más altas. Tenemos que mapear eso en las zonas más densamente pobladas dentro de las ciudades más grandes para poder dimensionar los esfuerzos que se requiere, saber cuánto presupuesto asignar y comenzar a trabajar inmediatamente en ello. Hay otros retos. Las infecciones gastrointestinales son muy comunes en momentos de temperaturas altas y en el caso de inundaciones, se pueden dar infecciones respiratorias por el hecho de que las personas son forzadas a vivir en condiciones transitorias de vivienda, donde tal vez no haya una buena ventilación. Muchos de los insumos que se necesitan para atender estos casos son básicos, pero hay que tenerlos en cantidad y hay que contar con un personal de salud entrenado.

El Centro Clima realizó un estudio sobre los índices de mortalidad durante olas de calor en Lima. Debido a que esta ciudad está alcanzando récords de calor cada vez mayores, ¿quiénes son los más afectados? ¿Qué enfermedades están asociadas?

Los estudios realizados por nuestra investigadora Luciana Blanco muestran que hay un incremento de la mortalidad en adultos mayores durante los picos de temperatura en olas de calor. Las olas de calor de Lima no son tan extremas, pero nuestras condiciones de vida no están lo suficientemente adecuadas para temperaturas altas de 30 °C. Las personas mayores no necesariamente tienen la misma temperatura corporal que una persona joven. Hay factores que se suman a este riesgo, por ejemplo, dependen de otras personas y es una práctica muy común que se les abrigue bastante. En el 2017, se reportaron muertes en niños pequeños en Piura asociada a las altas temperaturas del Fenómeno de El Niño, pero no se ha analizado a través de un estudio riguroso. Sin embargo, los niños son otra población de riesgo porque su atención y cuidado depende de otras personas, y pueden estar en lugares cálidos y sin hidratarse por períodos largos. Es importante informar y educar a las personas, particularmente a los hogares donde hay niños pequeños y adultos mayores, para que puedan estar en condiciones seguras y estén atentos a golpes de calor.

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